domingo, 13 de marzo de 2011

Una familia judía

(A Marcel Gascón)

Durante mis cinco primeros meses en Hamburgo asistí a cursos de alemán en las instalaciones que la Volkshochschule (VHS, o Escuela Oficial de Idiomas) tiene en el número 35 de Karolinenstrasse. Mi primer día creí haber dado con la dirección equivocada. En un primer momento lo achaqué a un despiste o una mala anotación de las coordenadas que me mostraron en la central de Schanzenstrasse. Una señora me sacó de la confusión: en efecto, ese era el edificio de la VHS, así como un colegio judío para niñas. Con este último propósito se fundó la Dr. Alberto Jonas-Haus en 1884. El nombre que lleva ahora se debe al que fuera su director desde 1924 hasta su cierre en 1939.

El doctor Alberto Jonas fue un alemán de origen judío. Nació en Dortmund el 19 de febrero de 1889. En 1922 se trasladó a Hamburgo, donde empezó a dar clases en el principal centro judío de educación de la ciudad, la Talmud Tora Schule. Un año después se casó con la doctora Marie Jonas, una prusiana con la que compartía raíces hebreas. Cuando el doctor Jonas se hizo cargo de la escuela de Karolinenstrasse, su esposa se encargó del dispensario. El 13 de marzo de 1924 nació Esther, su única hija.

Los Jonas vivían en el barrio judío del Grindel, que alberga ahora la Universidad de Hamburgo, y entonces las luces y lucidez de una comunidad en ascenso. Al nacer Esther, los Jonas dejaron Grindelallee, la avenida que atraviesa la Universidad, por Eppendorf, una de las zonas más pudientes de la ciudad.

Entre 1870 y 1930, la comunidad judía de Hamburgo fue abandonando progesivamente su principal lugar de residencia, en el casco nuevo y antiguo de la ciudad -donde en 1871 vivían tres cuartas partes de los judíos hamburgueses-, por Harvestehude, Rotherbaum, Eppendorf y, más tarde, Dammtor, agrupados en el distrito del Grindel. Esta transformación demográfica coincidió con otra de carácter político, cultural y social, a saber, la Emancipación judía en Alemania, la tan anhelada mayoría de edad ciudadana.

El doctor Jonas centró la dirección de la escuela en introducir una educación moderna y emancipadora del rol tradicional de la mujer (judía o no), que no consistía en otra cosa que en formarlas para un oficio, como a cualquier otro niño (judío o no). Como recompensa, en 1930 el centro obtuvo el reconocimiento estatal de Realschule, una suerte de escuela secundaria a medio camino entre la formación profesional y el bachillerato. Todavía hoy se puede visitar lo que por entonces constituía un laboratorio de química moderno.

Y llegaron las sombras. Con el ascenso de los nazis al poder, el doctor Jonas hizo de la escuela un lugar de resistencia intelectual contra el nacionalsocialismo. Tras los progromos de noviembre de 1938, el doctor Jonas se volcó en salvar a niños judíos. A algunos llegó a acompañarlos a Inglaterra. La escuela cerró un año más tarde y el doctor Jonas pasó a dirigir la Talmud Tora. En 1940 intentó emigrar con su familia, pero las autoridades se lo prohibieron.

El 30 de junio de 1942, el Tercer Reich decretó el cierre de todas las escuelas judías. 19 días después, el doctor Jonas, su esposa e hija fueron deportados al campo de concentración de Theresienstadt, en la actual República Checa. Seis semanas después, el doctor Jonas murió de una meningitis. Su esposa Marie siguió y dio asistencia médica al resto de prisioneros hasta el 12 de octubre de 1944, cuando los nazis la deportaron a Auschwitz. Allí murió asesinada.

Esther Bauer vive todavía en Nueva York.

6 comentarios:

  1. Gracias, Javier. Muy bonita historia. Impresiona leer que alguien que pasó por aquellos años aún vive. "Esther Bauer vive todavía en Nueva York".

    Marcel Gascón

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  2. Bonita y terrible, debí decir.

    Marcel

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  3. Tengo un compañero de trabajo judío. Siempre está de buen humor; no para de bromear. Cuando llega, lo primero que hace es repartir los bombones que, por el bien de su salud, le roba a su anciano padre.

    Un día, al regresar de unas vacaciones en Polonia, lo vi triste por primera vez.

    -Español, ¿has estado en Auschwitz?
    -No.
    -Tienes que ir. No paré de llorar como un bebé. Miles de zapatos de niño amontonados... Y detrás de cada par hay una historia.

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  4. Marcel, gracias a ti, que me diste la idea. Mi trabajo fue darle cuerpo.

    Albert, saludos, y gracias por tus grandes comentarios. En las calles de Hamburgo, así como en otras ciudades de Alemania, hay muchas historias concentradas en placas de latón: http://www.goethe.de/kue/arc/dos/dos/zdk/es78940.htm

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  5. Hola Javier. No sé si te acordarás de mi. Soy Juan, el contable de aquella aventura desgraciada, por culpa de "la cabeza", que fue Factual.
    Al leer el inicio de tu historia me ha venido a la memoria mi primer dia en Frankfurt, cuando fui allá destinado por el Commerzbank, donde yo trabajaba entonces, en la oficina de Barcelona.
    ¡qué lío!. Me pasó algo parecido ya que, además, en la "Gasthaus" del banco, vivian dos parejas que habían estado en campos. Ya muy mayores. Con ellos aprendí el poco alemán que aprendí en serio. Personas maravillosas con las que, desgraciadamente, perdí el contacto ya que dejé el banco hace años (bueno; mejor decir que el banco me dejó a mi porque me "reestructuró").
    Deseo que las cosas te vayan bien. Te lo mereces. Un abrazo. Juan

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  6. Gracias Juan. Claro que me acuerdo de ti. Y bienvenido al blog. Un abrazo a ti también.

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