martes, 15 de marzo de 2011

El soldado mensajero

Acaba de publicarse en alemán un libro que cuestiona la herocidad de Hitler en la Primera Guerra Mundial. Hitlers erster Krieg, de Thomas Weber, publicado orignalmente en inglés por Oxford University Press en septiembre de 2010, dice nada más y nada menos que Hitler fue un cabo que pasó la I Guerra Mundial en la retaguardia; que de héroe nada, en cualquier caso, su máxima heroicidad consistió en hacer de mensajero (en la retaguardia); y que su radicalización no vino durante la Guerra, sino después, entre cerveza y cerveza (en la vanguardia). Weber dice que todo lo que se ha escrito sobre Hitler, que no es poco, toma como principal referencia el Mein Kampf y la propaganda Nazi. Además, asegura que el 70% de su libro proviene de fuentes jamás consultadas antes. En la reseña que esta semana le dedica Die Zeit, se elogia la bravura del autor, amén de destacar que no es oro todo lo que reluce y que en el libro se descubren algunos mediterráneos. Que el antisemitismo de Hitler tuvo su origen tras el fracaso de la República Soviética de Múnich en la primavera de 1919 no es ninguna novedad, como Weber parece sugerir. Está documentado desde 1994, con el libro de Brigitte Hamann, La Viena de Hitler. Y puestos a hablar de documentación novedosísima, se echa en falta la edición de escritos y discursos que el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich ha ido publicando entre 1992 y 2003, y que recoge la información más sustancial, a decir de Weber, de los años de formación (1925 - 1933) del criminal más famoso del siglo XX. Por último, dice el crítico que en la tesis principal de Weber se nota la influencia de su mentor, Niall Ferguson, enfant terrible de los historiadores británicos, por el que siento una devoción que roza la estupidez y a quien el crítico parece aborrecer.

Me había hecho la promesa de que Hitler o el nazismo serían temas a evitar en este blog. Pero visto cómo está el debate intelectual en Alemania, no me extrañaría que tan pronto pasara la alarma nuclear y el escaso éxito de los biocombustibles (que ya han pasado), un libro tan iconoclasta como el de Weber tomara el relevo. Claro que este tema ya lleva tiempo aburriendo a muchos alemanes. Pues que sigan aburriéndose.

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