jueves, 24 de marzo de 2011

Penúltima revista de prensa

De no haber sido porque todavía suelo revisar periódicos españoles, a duras penas me habría enterado de la dimisión del ministro portugués. Aunque ahora que lo pienso entre brumas, anoche, antes de irme a la cama, no pudiendo reprimir mi ansia periódica de noticias, leí en la web de La Primera (la alemana) que Sócrates había dimitido. Me sorprende observar que a primera hora de la mañana (ejem, de mi mañana) casi ningún periódico alemán se haga eco en la portada. Sólo los medios públicos, La Primera y Deutsche Welle, lo traen. ¡Ni el gran FAZ le hace hueco en su apretujada portada! Y lo del Bild no tiene nombre. El año pasado sacó afuera a sus periodistas para escribir sobre el hedonismo heleno; y hoy se les pasa el ibérico, quizá porque esta vez se presenta en su versión más respetable. El contraste con la prensa española es asombroso, y no dejo de entender la falta de un correlato germano. De la Iberia española se desprende: nosotros somos los siguientes. De Germania, silencio. ¿Nunca antes Europa había estado tan poco compenetrada?

El Süddeutsche trae la crónica del encuentro nuclear entre Merkel y los pesos pesados de la industria alemana de la energía. Son las elecciones regionales y no el pánico nuclear lo que ha llevado al Gobierno liberal-democristiano a actuar con la premura que lo ha hecho. Y no lo dicen los cronistas de izquierdas; lo reconoce el propio ministro de Economía, el liberal Brüderle. Este cortoplacismo de Merkel, que donde dije "nucleares, sí" digo "nucleares, no", choca con el aura luterana con el que siempre se la vende. En mayo pasado tensó la cuerda europea para salvar del descalabro electoral a su partido de Renania del Norte-Westfalia. Hoy parece volver en auxilio de los suyos, aunque eso signifique hipotecar el futuro energético de los alemanes al disparatado precio de las renovables. Entiendo, e incluso comparto, el recelo nuclear de los muchos. Cualquiera que haya vivido al lado de un central nuclear lo comprendería, sin necesidad de abrazar los postulados más histéricos del ecologismo. Pero se me escapa ese Dr. Jekyll y Mr. Hyde que representa la canciller Merkel. Un día se pone el traje de estadista y le canta las cuarenta a Putin por vulnerar los derechos humanos en Chechenia, y al día siguiente une su voz a China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU y se abstiene de intervenir en Libia. Ahora bien, después sentencia: "Bien está" (la intervención).

Echo un vistazo a la prensa local, que sí tiene en portada, allá en los bajos, al exprimer ministro Sócrates. Qué folclore, pienso, cuando veo en primera plana que la noticia del día es que las autoridades han prohibido las fogatas de Pascua en algunos barrios de la ciudad. Leo en la web de la NDR al nuevo alcalde socialdemócrata de la ciudad, el flamante Scholz, afirmar: "Crearemos el Hamburgo moderno". El "Wir schaffen das" que utiliza en la versión original es el equivalente al "We can" inglés. Mi primera impresión es concluir que la Obamamanía ha llegado a una ciudad que no está, precisamente, falta de ínfulas. En el cuerpo de la noticia descubro que se trata de una evocación de un discurso del gran Willy Brandt, quien en 1969 ya dijo: "Wir schaffen das moderne Hamburg!". Lo que no sé si considerarlo un acierto de Scholz o una piedra en su propio tejado. Rememorar una frase así más de cuarenta años después le hace uno pensar qué narices han estado haciendo los socialdemócratas desde 1969. Y no es que hayan chupado mucho banquillo de la oposición en todo ese tiempo.

Enciendo la radio y atiendo al parte del tiempo, todo un acontecimiento en un día soleado como el de hoy, motivo de animadas conversaciones y espectaculares despelotes de rubias hamburguesas en el Alster. Fue en The File, donde Timothy Garton Ash recordaba a un profesor marxista de Oxford, en cuyo despacho colgaba de la pared la leyenda: "Aquí no sólo se habla del tiempo".

5 comentarios:

  1. Ya sabes aquello que dicen: la política hace extraños compañeros de cama.
    Oye, y ya puestos, eso de los despelotes ....

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  2. Los periódicos alemanes cierran sus ediciones muy pronto. Los horarios ibéricos son imposibles para ellos.

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  3. Roberto y Juan, los despelotes... ¡Ay!

    Albert, eso también lo tuve en cuenta. Las ediciones digitales de la mañana, salvo casos muy contados, no lo llevaban en portada.

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  4. Magda López Vivas24 de marzo de 2011, 21:24

    Me da pena que se acabe... Prométeme que cuando llegues a Austria no nos dejarás sin tus historias!!! Te leo cada día y me haces muy feliz!!! Un beso enorme y buena suerte en tu nueva etapa!!! Te quiero hermanito!!!

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