lunes, 7 de marzo de 2011

¿Pertenece el Islam a Alemania?

Esa es la pregunta que se hace hoy el Hamburger Abendblatt en su página web. No es una pregunta provocadora; al contrario del Bild, el HAB no es incendiario y prefiere que cada lector, si quiere jugar con fuego, que lo haga en su casa. Todo viene a cuento tras la afirmación que la semana anterior hizo el nuevo ministro del interior, el bávaro y conservador Hans-Peter Friedrich, y que ayer volvió a repetir otro compañero de filas. "El Islam no pertenece a Alemania", dijo como declaración inaugural al poco de jurar su nuevo cargo. Esta declaración debe entenderse en un doble contexto: en primer lugar, la conferencia alemana del Islam que tendrá lugar a finales de mes, y que como ministro del interior, Friedrich no puede desentenderse. En segundo lugar, dar un golpetazo sobre la mesa de su partido hermano, la CDU (Friedrich es miembro de la CSU bávara, que es a la CDU lo que el PSC al PSOE). En su alocución con motivo del vigésimo aniversario de la reunificación, el presidente de la República, Christian Wulff, de la CDU, dijo que la cultura islámica era parte de la cultura alemana. Y volvió a repetirlo hace una semana en una entrevista para Al Yazira.

Al llegar a Hamburgo, en septiembre del año pasado, el debate político giraba en torno al libro que Thilo Sarrazin, entonces miembro de la dirección del Banco Central Alemán, había escrito sobre la inmigración musulmana en Alemania. Sobre la presunción empírica para sostener las bobadas que escribió en su Deutschland schafft sich ab (literalmente, Alemania se suprime a sí misma o, mejor, Alemania a la deriva, como veo traducido en un artículo del maestro Espada), Der Spiegel ya se encargó de pasarlo por el tamiz de los datos, que para eso tiene el departamento de fact-checkers más grande del mundo. Bild hizo su trabajo: sacar tajada y publicar una encuesta muy reveladora, a saber, que el 18% de los alemanes apoyaría un partido sarrazino, un resultado que coincidió con otra encuesta del semanario hamburgués. El debate prendió, se habló de la integración y una de las tesis más lelas del libro -que la inmigración musulmana había reducido el coeficiente intelectual medio de los alemanes- quedó solucionada con una pregunta que un cómico de la televisión pública le hizo al cómico del libro: "¿Opina que los alemanes del Este también han hecho descender el coeficiente intelectual medio de Alemania?". Puestos a hablar de idiotas y parásitos, turcos y griegos, conviene recordar que la antigua RDA ha recibido 1,3 billones de euros en dos décadas de reunificación y se seguirá beneficiando del "impuesto de solidaridad" que pagan sus compatriotas del oeste hasta 2019.

¿Pertenece, entonces, el Islam a Alemania? Supongo que el Islam forma parte de Alemania de la misma manera que la patata, el mazapán, comer en el metro e ir en bicicleta pertenecen, como tantas otras cosas importadas, a la cultura de este país. El problema de preguntas tan simplonas es que los primeros en responder y escandalizarse son los multiculturalistas del respeto urbi et orbi, que donde entra un burka entra también la penalización del adulterio y todos tan anchos, que es su cultura y hay que respetarla. Yo la reformularía de la siguiente manera: ¿Es compatible el Islam con la cultura democrática? Y si es así, ¿todo? ¿Una parte? ¿Y qué parte? Porque es ahí, y no en la cultura del Bratwurst, el Abendbrot o la separación de los residuos a donde deberían orientarse esos cursos de integración que el Gobierno alemán lleva financiando desde 2005 para que todos los inmigrantes sean alemanes el día de mañana.

Y mañana, ya que la cosa va de costumbres, haré una incursión en los alemanes y la limpieza, ese imposible (meta)físico.

2 comentarios:

  1. Muy bueno Javier, de ahora en adelante eres mi informante de cabecera. ¡Sígue así!
    Scarlet Dordelly.

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  2. Esa pulsión organicista que segrega la pregunta dice más que cualquier respuesta. Me los imagino, pobres, decidiendo si es lunar o mancha eso que le ha salido a Alemania en la piel. La reformulación es mucho más útil y desde luego mucho menos peligrosa.

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